Lo llevan en su genética, no solo porque los dedos de sus patas están enlazados por membranas y su estructura es lo suficientemente corpulenta como para arrastrar 1.500 kg en el agua, sino que también cuenta su instinto, que les hace dar la alerta a su instructor cuando ven posibles situaciones de riesgo. Sobre todo con menores o personas vulnerables.
NEWFYWATER: terranovas al rescate
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