Cambios de comportamiento repentinos, andar dando vueltas, ladear la cabeza, falta de coordinación o caídas pueden ser síntomas de algún problema neurológico que afecte al cerebro de nuestro perro o gato; problemas que son más frecuentes de lo que imaginamos. Ante estas señales debemos acudir de inmediato a un centro veterinario especializado donde podrán realizarle un examen físico y neurológico completo a nuestra mascota.

Las enfermedades que afectan al cerebro de nuestros animales de compañía tienen causas múltiples, dependen de muchos factores y pueden afectar a animales de cualquier raza o edad. Anna Suñol, responsable del servicio de Neurología y Neurocirugía de AniCura Ars Veterinaria Hospital Veterinari, de Barcelona, explica que las que se dan con más frecuencias en nuestros perros y gatos son la epilepsia idiopática, las meningitis (inflamatorias o infecciosas) y los tumores intracraneales. «Nuestra experiencia en perros nos indica que la incidencia en cada una de estas enfermedades varía de acuerdo con la raza. Por ejemplo, los Golden y los Labradores tienen más predisposición a la epilepsia; los Maltés y Yorkshire Terrier, a las meningitis y los Bulldog Franceses y los Boxers, a los tumores», explica Suñol. En cuanto a la edad, esta especialista señala que la epilepsia idiopática suele darse entre los 6 meses y los 6 años, la meningitis en general, a cualquier edad y los tumores intracraneales suelen afectar más a animales mayores, entre los 8 y 9 años.
¿Cómo saber si es un problema neurológico?
Algunas de las señales más frecuentes que pueden llevarnos a pensar en un trastorno de este tipo en nuestras mascotas son los cambios de comportamiento repentinos, las marchas compulsivas, el andar dando vueltas, el ladeo de cabeza, la falta de coordinación y las caídas; la imposibilidad de salir de una habitación y los ataques epilépticos. Ante cualquiera de estos indicativos, lo más recomendable es asistir a un veterinario especializado en Neurología, quien le realizará al animal un examen físico y neurológico completo, así como las pruebas diagnósticas necesarias (resonancia magnética de la cabeza o en muchos casos, la extracción de líquido cefalorraquídeo). Dependiendo del problema se valorará el tipo de tratamiento. «En el caso de la epilepsia, el tratamiento son los antiepilépticos. En algunos casos se valorará el cambio de dieta como tratamiento coadyuvante. En cuanto a la meningitis, depende si es inflamatoria o infecciosa y generalmente se prescriben antiinflamatorios o antibióticos, según el caso. En los tumores, el abordaje suele ser con cirugía, radioterapia, tratamiento médico y soporte…» explica Anna Suñol.
Redacción
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