Alegría, actividad, pelo brillante y suave, buen apetito… los síntomas de la buena salud son evidentes a simple vista. Pero ¿dónde se producen esos síntomas? Ante todo, en el interior de nuestra mascota. Higiene, prevención, alimentación, salud dental, educación, cariño y ejercicio son los pilares básicos de la buena salud de nuestros peludos. El orden es lo de menos porque ¡cada uno de ellos es básico y fundamental!.
Cuidar de su bienestar y su salud es muy gratificante. Su felicidad se refleja en la familia y viceversa. Salud física y psicológica son resultado de que nuestro peludo recibe atención desde estos aspectos fundamentales. La mejor estrategia para seguirlos es que propietarios y veterinarios establezcan una colaboración mutua. El veterinario aporta conocimiento, experiencia médica profesional, soluciones… y el propietario se encarga del seguimiento diario, de prestar atención a los síntomas diarios y de favorecer su bienestar atendiendo todas sus necesidades y, sobre todo, dándole cariño. El estado vital del perro es, con frecuencia, consecuencia de estos 7 puntos:
1.- La higiene. Son los baños regulares, la limpieza de ojos, orejas y dientes, velar porque no ingiera algo que no debe… pero también es conseguir que disfrute del aire libre cada día, que pueda respirar aire puro y que no se convierta en un animal sedentario.
2.- La prevención. Prestarle atención y cuidar de que cumpla con su calendario de vacunaciones, desparasitaciones y revisiones veterinarias es la mejor prevención que se le puede facilitar. En las visitas periódicas al veterinario se pueden detectar, de forma temprana, patologías que si no se tratan a tiempo pueden llegar a ser graves como problemas cardiacos, renales, osteoartrosis, problemas dentales, etcétera… o tratamientos paliativos si éstas no tienen un buen control y manejo como, por ejemplo, la osteoartritis ya instaurada.
3.- La alimentación. Conseguir que siga una dieta adecuada, nutritiva y equilibrada con las ingestas diarias que recomienda su veterinario es, sin duda, una de las bases más sólidas de su buen tono vital.
4.- La salud dental. Prestar atención a su salud dental no es solo una cuestión de higiene. Pueden aparecer problemas bucodentales que son síntoma de enfermedades cardiacas como la endocarditis bacteriana, o respiratorias como la bronquitis crónica… Lo idóneo es que, desde que es cachorro, esté acostumbrado a que le hagamos a diario una limpieza dental. Si nosotros nos cepillamos a diario los dientes… ¡también es bueno para él o ella! Evitar la acumulación de sarro y la salud de dientes y encías tiene que ser un objetivo prioritario en el cuidado diario de nuestro peludo. Y, si hacerle la limpieza diaria no es posible porque no se deja,… habla con su veterinario sobre la limpieza anual con ultrasonidos.
5.- La educación. Su buena integración en la familia y en la convivencia social es también clave para su bienestar, sin duda. Un aprendizaje a base de refuerzos positivos es crucial. Evitar el picoteo entre horas, o al menos reducirlo a los ‘snacks’ con que premias su buen comportamiento; enseñarle a que conozca su lugar dentro del grupo familiar; que obedezca y mantenga las órdenes cuando está en casa y en lugares públicos… son logros de la buena educación de la mascota. ¡Y se puede conseguir haciendo que se divierta!. Los juegos son una magnífica herramienta de aprendizaje.
6.- El cariño. Asegurarse de darle atención y cariño a diario… consiguen que se sienta querido y valorado ¡le sentará de maravilla y su estado de ánimo será reflejo de ello!. ¡También es salud!.
7.- El ejercicio. Por último, pero también fundamental, está la actividad diaria. Debe ser acorde a su edad y estado físico… pero lo recomendable son tres salidas diarias para disfrutar del aire libre, del sol y para fortalecer su organismo.
Recuerda: cada mascota es única y necesita una pauta específica. El veterinario es el profesional más indicado, ya que al conocer el caso de tu peludo, puede facilitarte la información que conviene seguir en su rutina diaria.
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