Mi perro se escapa, ¿qué puedo hacer?

16 Ene 2019 | Imprescindibles, Reportajes | 0 Comentarios

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Quizá formes parte de ese número de propietarios de mascotas que algún día, al llegar a casa del trabajo descubren que su perro se ha escapado, aunque para ello haya tenido que saltar la valla de casa. El porqué se producen estas conductas escapistas tiene varias explicaciones y diferentes soluciones en positivo que te ofrecemos en este artículo.

Unas navidades, Nadia, que tenía 5 años, recibió un precioso cachorro de pastor alemán como regalo. Yako fue la delicia de la familia hasta que comenzó a crecer y los papás de Nadia decidieron llevárselo a la casa con jardín que los abuelos tenían como segunda residencia, con la excusa de que podría correr y tener más espacio que en el piso. Así, Yako se pasaba toda la semana solo en la nueva casa, hasta que el fin de semana llegaba la familia, pero cuando estaba solo adquirió la tendencia de escaparse. Se escapó tantas veces que en una de aquellas ocasiones fue a parar ante la verja de una nueva casa ofreciendo a sus dueños una piedra para jugar.

Ellos le dieron comida y cuidados y tras esperar un tiempo conveniente y al no aparecer sus propietarios, lo adoptaron y le pusieron una placa identificativa con su nombre, un número de teléfono y un microchip. Pasó a llamarse Gurb y aunque estaba bien atendido, seguía teniendo tendencia a escaparse, con lo cual, más de una vez, sus nuevos responsables lo habían tenido que ir a buscar a cualquier punto cercano tras recibir una llamada de teléfono de alguien que se lo había encontrado. En este caso, Gurb se escapaba de tanto en tanto y en momentos que no siempre coincidían en ser época de celo porque había adquirido la rutina de hacerlo desde muy joven.  Muchos perros manifiestan este tipo de conducta escapista, pero los motivos pueden ser muy diferentes. Veamos algunos de los más comunes y cómo tratarlos:

Falta de estímulos. Enric Zeitz, biólogo, máster en etología clínica, experto en adiestramiento canino y técnico veterinario (ATV), explica que los perros que no tienen una rutina diaria de ejercicio y estimulación física y cognitiva tienen mucha más energía para gastar. «Debemos pasear a nuestros animales y darles la oportunidad de correr libremente en zonas controladas, practicar ejercicios cognitivos (adiestramiento, búsqueda de comida, etc…) y de explorar e interaccionar con diferentes estímulos, perros, personas y lugares nuevos. Si no le proporcionamos todo esto, nuestro perro (sobre todo si es joven) se puede aburrir y el aburrimiento es uno de los principales problemas de los animales que viven en una casa con jardín (síndrome del perro de jardín) debido a que los dueños, pensando que su mascota tiene un espacio amplio para correr y hacer sus necesidades, negligen la estimulación, el ejercicio controlado y los paseos». Zeitz explica que al aburrirse y no tener atención por parte de la familia, aumenta la posibilidad de que nuestra mascota esté más pendiente de los estímulos del exterior y que alguno le parezca lo suficientemente atractivo para saltar la valla y perseguirlo.

Debemos pasear a nuestros animales y darles la oportunidad de correr libremente en zonas controladas, practicar ejercicios cognitivos (adiestramiento, búsqueda de comida, etc…) y de explorar e interaccionar con diferentes estímulos, perros, personas y lugares nuevos.

Miedo. Otro de los motivos frecuentes por los que un perro puede escaparse es el miedo o la fobia a algún estímulo que acabe asociando con el lugar en el que se encuentra. Este estímulo puede ser ambiental (ruido, flash de luz, tormenta, petardos…) o instrumental (castigo del dueño al llegar a casa, por ejemplo). La mejor manera de reducir las posibilidades de tener un perro miedoso y ansioso es realizar un buen manejo cuando el perro es un cachorro, adoptando a los 2 meses para que pueda hacer un correcto destete de su madre y mantenga contacto con sus hermanos. Al adoptarlo con 2 meses tendremos 4 semanas más para llevar a cabo una correcta socialización de nuestra mascota con el entorno con el que vivirá. «Durante este tiempo, que va de los 21 días a los 3 meses, deberemos mostrarle los ruidos, personas y objetos de una forma segura y positiva para que nuestro perro los integre y no muestre reacciones aversivas cuando sea adulto», explica Enric Zeitz. En el caso de que nuestra mascota presente miedo o fobia a algún estímulo hasta el punto de provocar escapes con frecuencia, deberemos contactar con un etólogo profesional que nos pueda ayudar a solucionar el problema.

Microchip

El microchip sigue siendo el elemento de identificación más efectivo en la localización del propietario de la mascota.

Falta de educación o mala educación. Tan importante como una buena socialización para evitar las tendencias de fuga es comenzar a educar a nuestro perro en el momento en el que llegue a casa (siempre en positivo con juegos, caricias, comida y mucha paciencia. Las órdenes de educación básica, como «quieto» y «sentado» aumentan mucho el autocontrol en el perro y nos pueden ayudar en momentos en los que tengamos que abrir la puerta de casa y el perro esté desatado. Deberemos enseñarle las órdenes de forma progresiva e ir incrementando la dificultad, empezando en zonas controladas sin distracciones para asegurarnos desde un inicio que nuestra mascota nos entiende. La llamada es otra orden que nos puede ayudar mucho a prevenir las escapadas. «Una buena llamada, reforzada de forma positiva y bien entrenada es muy importante. Esto y no castigar a nuestro perro si se ha escapado o lo ha intentado, ya que de esta manera puede acabar relacionando el reencuentro con algo negativo y será menos probable que acuda a nuestra llamada. La educación en positivo, por el contrario, reforzará el vínculo con nuestra mascota, de manera que estará pendiente de nosotros y seremos una fuente de diversión y estabilidad, por lo que será más difícil que se escape, y no solo eso, sino que acudirá a nosotros cuando se sienta menos seguro.

Conducta sexualmente dimórfica. El roaming o vagabundeo es la conducta por la cual un perro puede salir de su territorio para aparearse con una perra en celo y constituye uno de los motivos más frecuentes de escapismo en canes. Está demostrado que esta conducta se ve reducida en un 50% tras la castración del perro, aunque no de forma inmediata, dado que la testosterona tarda un tiempo en desaparecer completamente de su organismo. Sobre el porqué el porcentaje no es más elevado, Enric Zeitz afirma que «debemos de tener en cuenta que hay componentes de aprendizaje en esa experiencia (que disfrute al salir) y otras causas que pueden hacer que el animal siga mostrando esa conducta, como el contacto social. En este caso, la castración se recomienda para reducir el riesgo de escape, aunque no sea definitivo, así como la reproducción descontrolada y evitar complicaciones de salud en las hembras», asegura.

Aunque con estas medidas podemos prevenir en buena parte que nuestro perro se vaya de casa de forma incontrolada, hay que tener en cuenta la variabilidad individual; es decir, el hecho de que existen variables muy específicas como la raza de nuestra mascota, el lugar de residencia y los estímulos que pueda haber en el exterior de la casa. Con esto queremos decir que si tenemos un perro cazador que vive al lado de un bosque lleno de conejos y otras posibles presas será más probable que se escape, aunque atendamos sus necesidades. El instinto es muy fuerte y no podemos hacerlo desaparecer. Lo que sí está en nuestra mano para evitar la tendencia es rodearnos de unas barreras físicas eficientes que impidan que se escape (vallas altas y un terreno que no pueda excavar para escaparse por debajo). Por otra parte, es necesario entender que mantener a un perro atado todo el día o electrificar la valla como medida disuasoria atenta contra su bienestar y es totalmente desaconsejable. Por otra parte, aparte del chip y de los collares con chapa identificativa donde podemos hacer constar un teléfono de contacto, existen en el mercado collares para detectar a nuestro animal mediante GPS, algo que, en última instancia, facilitará que podamos recuperarlo.

 

Este artículo ha contado con el asesoramiento de Enric Zeitz. www.etodoc.com

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