Los gatos, al igual que las personas, se estresan pero en ellos este malestar no siempre es tan fácil de detectar, porque pueden expresarlo muy sutilmente. Si vemos a nuestro felino subido en una estantería sin moverse durante horas o detectamos que tiene menos apetito o juega menos, puede que esté estresado.
Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), el estrés es la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves, y en el gato puede manifestarse de diversas formas. Las más visibles son las reacciones agresivas, como la automutilación, marcar el espacio con su orina o maullar, pero hay síntomas que pueden pasar más desapercibidos. Si vemos que de repente nuestro gato pasa largas horas subido en la librería, manifiesta menos apetito o juega menos, puede ser que esté estresado y esta sea su forma de expresarlo.
En cuanto a las causas que pueden ocasionar este estrés, Marta Amat, etóloga de la facultad de veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que el gato, como todos los felinos, es muy territorial y cualquier variación en su entorno puede incomodarle: “a veces el problema puede desatarlo un cambio de domicilio, o la llegada de un bebé a casa, pero a veces pueden ser cambios más pequeños, como una pequeña obra en la casa, un mueble nuevo, cambios en la rutina, cambios en la bandeja de arena, que antes a lo mejor estaba situada en otro lugar…”
Marta Amat afirma que “hay gatos que de pequeños han cambiado mucho de escenario y son menos sensibles de mayores, pero hay aquellos en los que su desarrollo no se dio a lo mejor en unas condiciones óptimas que han crecido más sensibles y propensos a expresarse”.
Una situación de estrés continuado en el gato influye no solo en el bienestar del animal, sino en el vínculo entre mascota y propietario. No es difícil imaginar que un gato que se pasa diez horas vocalizando acabe causando una gran angustia en su propietario y que la situación se agrave si este último no tolera esa actitud y toma la decisión de eutanasiar al animal o llevarlo a una protectora porque la situación es insostenible.
¿Cómo debemos actuar?
Identificar las causas del estrés: Para poder encontrar una solución es necesario detectar primero qué ha podido desencadenar el problema: ¿he cambiado el arenero de lugar, o algún mueble? ¿el gato está así desde que llegó el bebé? Y una vez detectado el posible foco, si se puede, se elimina la fuente de estrés y si no, como en el caso de la llegada de un nuevo miembro de la familia, hay que intentar que el gato se habitúe a la nueva situación. El veterinario o un etólogo nos pueden facilitar diferentes técnicas para intentar que nuestra mascota aprenda a asociar la situación que le incomoda con algo positivo.
Corregir nuestra forma de actuar con nuestra mascota: Los especialistas en comportamiento felino analizan en casos de estrés continuado, los hábitos en el manejo del propietario con el gato: si aplica castigo, si sigue distintas rutinas diarias con su mascota…de manera que aquellos puntos que se pueden corregir se revierten para que el problema cese.
Dejar al gato hacer de gato: El gato tiene que manifestar o expresar un cierto número de conductas que para él son muy importantes, como rascar con las uñas. Para ello tiene que tener disponibles rascadores con unas características determinadas porque de lo contrario puede que rasque en el sofá, lo cual molestará al propietario, este se enfadará y este enfado provocará a su vez estrés en el gato, que no entenderá lo que está ocurriendo.
El propietario tiene que saber que el entorno donde vive su felino debe tener unas características para que su mascota pueda hacer de gato: para jugar, rascar, subirse a lugares elevados, esconderse, ya que el no poder hacer esto es una de las causas más comunes de estrés.
¿Hay que medicarle?
Marta Amat aconseja que cuando el gato se arranca el pelo, se automutila o deja de comer es conveniente complementar su seguimiento con ansiolíticos para que reduzca sus niveles de estrés, aunque no siempre es necesario medicar. Será el veterinario o el etólogo quien deberá valorarlo.
“Yo creo que es interesante que el veterinario en la consulta rutinaria pregunte al propietario por si ha detectado algo fuera de lo habitual en el comportamiento de su mascota, porque muchas veces el propietario no sabe verlo. Y a su vez el propietario debería preguntar si es normal que su gato esté tanto rato quieto en una estantería, si es normal que no coma como antes o que se arranque pelo…y si el veterinario generalista no sabe cómo tratar el caso puede redirigir a su cliente a un especialista en comportamiento animal”, asegura Amat.
Por lo general, una vez remite el estrés, el gato deja de automutilarse, de realizar sus deposiciones fuera del arenero…y vuelve a comportarse con normalidad. No obstante, para prevenir situaciones de este tipo, aparte de las sugerencias mencionadas, no está de más consultar con el veterinario qué características debe tener el arenero, dónde colocarlo, si es mejor que el felino tenga pienso disponible todo el día o racionarlo…Todo ello nos ayudará a entender un poco más a nuestra mascota y a mejorar la convivencia.
0 comentarios