Al igual que nos ocurre a los humanos, a nuestras mascotas les encanta escuchar música, especialmente temas clásicos o sonidos que le recuerden a la naturaleza o a sus propios ladridos o maullidos. Hay que tener en cuenta que nuestros peludos tienen una capacidad auditiva mucho mayor que la nuestra y la música armoniosa puede ser un recurso natural y sin efectos secundarios a considerar, especialmente en momentos de estrés, de cambio o de separación, o si nuestro compañero de cuatro patas es muy nervioso e hiperactivo.
La música amansa a las fieras, es cierto, pero no toda vale. Nuestras queridas mascotas no reaccionan igual ante cualquiera de los temas del álbum Destroyer de los Kiss o ante La Bicicleta de Shakira que cuando escuchan Para Elisa de Beethoven o El Danubio Azul, de Strauss. Un estudio llevado a cabo por la especialista en comportamiento canino Lori R. Kogan, de la Universidad de Colorado, evidencia que la música clásica reduce la ansiedad en el perro y logra que duerma un mayor número de horas, mientras que los temas musicales más fuertes, como el heavy metal incrementan el nerviosismo del animal, que durante la audición mueve su cuerpo, se agita y ladra el 70% del tiempo que dura cada tema. En cuanto a las músicas pop que arrastran en masa a los humanos llenando estadios de futbol, la psicóloga y especialista en comportamiento canino Deborah Wells, de la Universidad de Queens, en Belfast, quiso saber cómo reaccionan los perros ante ante la audición de pop o reggae de las estrellas de masas, pero para su asombro, la reacción de los perros analizados al escuchar a Robbie Williams, Britney Spears o Bob Marley no fue más entusiasta que la que mostrarían ante una conversación humana. Lo que sí parece claro es que cada especie animal disfruta de un tipo de melodías y ritmos que le son familiares y cercanos o que le aportan confort y tranquilidad.
Calmante y placentera
La música tiene la maravillosa virtud de entrar por nuestros oídos, ya seamos humanos o animales y modificar nuestras constantes vitales y nuestras emociones. A nivel físico, escuchar El vals de las flores, de Tchaikovsky, por ejemplo, relaja los músculos, aumenta el oxígeno en la sangre, baja el ritmo cardíaco, calma la respiración y produce endorfinas, tanto en el cuerpo humano como en el de los perros y gatos, una sustancia responsable de nuestra felicidad y la de nuestros animales domésticos, así como de atenuar los dolores o inquietudes y de crear una sensación de placidez.
Dejar que nuestra mascota se tumbe en su rincón favorito y darle al play con determinadas melodías relajantes durante 15 minutos hará que se acostumbre y se tranquilice al escuchar estos temas, pero sobre todo serán un gran recurso cuando nuestro mejor amigo se encuentre enfermo o convaleciente de una operación, cuando se sienta inquieto o nervioso por cualquier motivo, en casos de ansiedad por separación, cuando abandonamos la casa para salir en algún momento y le dejamos solo…También para conciliar el sueño, en noches de pirotecnia, como la verbena de San Juan, en la que los animales se asustan y se ponen muy nerviosos por los petardos o si nuestra mascota es especialmente hiperactiva por lo común, ya sea perro o gato.
En Youtube o en tiendas para mascotas es posible encontrar una gran variedad de música relajante para cualquier estado, clásicos adaptados para animales e incluso melodías indicadas para cachorros o composiciones musicales que intregran sonidos de la naturaleza, maullidos o ladridos. No obstante, a continuación ofrecemos algunos temas de probada eficacia para amansar a nuestra pequeña fiera:
Vals del minuto, de Chopin. Se cuenta que el compositor polaco se inspiró en los movimientos de la cola de un perro llamado Marquis, para crear esta obra.
Para Elisa, de Beethoven.
El Danubio Azul, de Strauss
El vals de las flores (El Cascanueces). Tchaikovsky
Air on the G. String, de Bach
Sonata para piano y perro, de Kirk Nurock. En este divertido vídeo el compositor comparte instrumento y música con varios perros cantantes.
Las cuatro estaciones, de Vivaldi
Oda a la Alegría, de Beethoven
Tannhauser, de Richard Wagner. Parece ser que el perrito de Wagner, Peps, fue quien dio su última opinión sobre esta ópera haciendo que Wagner cambiara de tono a un Mi Mayor.
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