La llegada del buen tiempo invita a salir a la naturaleza, y ¿por qué no hacerlo acompañado de tu amigo de cuatro patas? Tu perro puede hacer senderismo, kayac, descenso de barrancos de poca dificultad y si es muy atlético, incluso una cima y disfrutar de aventuras increíbles contigo y con otros amantes de los animales y la naturaleza. Te explicamos qué debes de tener en cuenta si quieres probarlo y qué actividad puede ser la más indicada para compartir con tu mascota.
Salir a la naturaleza con tu peludo puede convertirse en una experiencia muy especial. Por fin tienes tiempo para combinar tus dos pasiones: la montaña y disfrutar de su compañía relajadamente y al aire libre, en excursiones por tu cuenta o en rutas guiadas. En ambos casos hay algunos aspectos que deberás plantearte antes de salir, como la climatología, si la zona a la que quieres ir admite perros y la dificultad que pueda comportar para tu peludo el tipo de actividad que decidas hacer: la altitud, la orografía del recorrido (si tiene mucho o poco desnivel, si es muy pedregoso…) y la distancia del recorrido, entre otras cuestiones.
Si estás acostumbrado a correr o hacer paseos largos con tu perro y este goza de una buena condición física, no tendrás problema en poder llevártelo a hacer una caminata de media o larga distancia, bajar barrancos o incluso coronar algún pico al que se pueda acceder fácilmente caminando, pero si por el contrario tu perro está acostumbrado a una vida más sedentaria puede que disfrutéis más de una ruta de pocos kilómetros y que discurra cerca de un río o lago, así como si se trata de un perro mayor o de un cachorro, en que será preferible una actividad tranquila y poco exigente, de media jornada y que no vaya a suponer un problema para su esqueleto en formación, en el caso de que sea cachorro, o si es senior, una sobrecarga para sus huesos, especialmente si padece displasia o artrosis.
¿Debo llevarlo atado?
Pere López, presidente de la Asociación Catalana de Excursionismo Canino 4 Turons, de Barcelona, pionera en salidas a la naturaleza con peludos, explica que la única limitación legal que encontramos actualmente para ir con el perro suelto por la montaña se da cuando queremos visitar algún parque natural o nacional, en que deberemos llevarlo atado. En algunos parques nacionales, como el humedal de las Tablas de Daimiel, en Castilla- La Mancha, no se permite directamente la entrada de canes, al igual que ocurre en los parques nacionales del Pirineo francés, en los que los forestales son muy estrictos con la admisión de perros. Pere López sostiene que fuera de estas zonas, en el resto de áreas de montaña podemos llevar a nuestro perro sin correa y sin bozal siempre que no sea un perro considerado de raza peligrosa. “Pero en este caso es interesante haber hecho un trabajo previo de obediencia, de manera que el perro acuda sin dudarlo a nuestra llamada cuando nos crucemos con otras personas o animales, para evitar situaciones incómodas o para que simplemente no se despiste persiguiendo cualquier pista”, afirma. Si necesita ir atado podemos llevar una correa de 10 o 15 metros, que le dará holgura para sentirse libre, pero sin ir suelto.
Identificación y responsabilidad civil
Otro aspecto a considerar cuando salimos con nuestra mascota a la montaña es que el animal vaya debidamente identificado, con el microchip y con alguna placa identificativa en el collar donde figure su nombre y nuestro contacto telefónico, para facilitar su búsqueda en caso de pérdida. Si salimos solos también es interesante, aunque no obligatorio, contratar un seguro de responsabilidad civil para nuestra mascota, aunque Pere López explica que muchas veces el seguro de la vivienda cubre algunos de los daños que pueda ocasionar nuestra mascota, con lo cual sería interesante que antes de salir con nuestro perro comprobásemos si disponemos de esta cobertura. Eso cuando asistimos por libre, ya que cuando lo hacemos con una asociación excursionista como ACEC la seguridad del perro y de daños a terceros quedan cubiertos en el pago de la cuota de socio y en cada salida. De la misma manera, existen seguros deportivos en el mercado para quienes salen a la montaña con frecuencia que garantizan asistencia médica, quirúrgica, rehabilitación y rescate para el dueño y para el perro en caso de accidente.
“Lo ideal antes de la fecha de la caminata, si el recorrido va a ser largo, es ir preparándole físicamente por terrenos más secos para que pueda endurecer sus almohadillas y trabajar sus músculos y articulaciones…»
¿Qué meto en la mochila?
Será muy importante que nuestro perro, unas dos horas antes de la salida ingiera algo de alimento, pero poco, para evitar vómitos y otros problemas intestinales. Una hora después de la caminata podrá volver a comer. A la hora de preparar la mochila debemos tener en cuenta que necesitaremos llevar agua abundante, por si nuestro recorrido no discurre cerca de un río, ya que pueden pasar horas sin que nuestra mascota se hidrate. Lo mejor es acostumbrarle a beber de una botella con tapón en formato biberón, ya que es más cómoda de llevar, no se malgasta agua y no ocupa tanto como un cuenco. También podemos llevar alguna bebida isotónica para recuperar al animal si la ruta ha sido dura. Aparte de pienso energético, unos trocitos de melón, sandía o una manzana sin pepitas (las semillas son tóxicas para ellos), puede resultarle refrescante y aportarle glucosa. Debemos evitar también las uvas ya que son un alimento nocivo para nuestro peludo. Aparte de la comida, será necesario un chubasquero para el perro y para nosotros por si llueve y si las tenemos, botas de trekking especiales para él, por si va a exponerse a la nieve, al hielo, a una zona excesivamente pedregosa o al asfalto caliente y queremos evitarle heridas en las almohadillas.
“Lo ideal antes de la fecha de la caminata, si el recorrido va a ser largo, es ir preparándole físicamente por terrenos más secos para que pueda endurecer sus almohadillas y trabajar sus músculos y articulaciones y una vez finalice la caminata, al igual que nosotros nos cuidamos los pies, a ellos debemos hidratarles las almohadillas para que no se les agrieten” explica Anna Martínez, responsable de barrancos de la Asociación Catalana de Excursionismo Canino. De la misma manera, si la ruta pasa por zonas de caza podemos ponerle a nuestra mascota un chaleco reflectante para que sea visible a fin de evitar equívocos con los cazadores. Otra cosa que no debemos olvidarnos de llevar son bolsas para recoger sus excrementos en el camino y mantener el entorno tal y como lo encontramos, evitando, por otra parte, ser sancionados.
Un botiquín esencial
Ser conscientes de la salud de nuestro animal y saber qué puede y qué no puede asumir sin someterlo a situaciones de riesgo es básico, por ello resulta interesante que pueda pasar el reconocimiento de su veterinario antes de iniciar una ruta de medio a largo recorrido. Al igual que para nosotros, también debemos llevar un pequeño botiquín para él con gasas, vendas, pomadas, desinfectante, algún medicamento para combatir reacciones alérgicas ante picaduras de insectos, un condroprotector para prevenir problemas articulatorios en travesías medianas y largas, como Condrovet Force HA, de los laboratorios Bioibérica; un antidiarreico, como Entero Chronic o Pro-Enteric; una cajita de Impromune, para reforzar el sistema inmunitario y crema hidratante para las almohadillas. También deberemos asegurarnos de protegerle de pulgas, garrapatas y mosquitos con un tratamiento especial antes de salir, así como llevar su documentación y el contacto de un centro veterinario próximo.
¿Qué actividad elegir?
A la hora de elegir actividad, debemos probar la que a nosotros nos guste y la que el sentido común nos diga que podemos hacer con total garantía para disfrutar con nuestro peludo. Desde hace unos años, además, la Asociación Catalana de Excursionismo Canino cuenta con sedes y especialistas en diferentes deportes de aventura en diferentes provincias de la geografía española: Catalunya, donde nació, Valencia, Madrid, Melilla y Asturias y pronto dispondrá de otra en Aragón. Así, es posible hacer descenso de barrancos en la Sierra de Guara, por ejemplo, con diferentes niveles de dificultad, según nuestra forma física y la de nuestra mascota; excursiones con kayac por el río, rutas de senderismo, vacaciones o campamentos de verano activos, esquí durante el invierno o incluso la subida a cimas de picos importantes, como el Puigmal, la Pica d’Estats o el Aneto.
“Hay perros muy acuáticos a los que les encanta hacer kayak con su dueño y otros no tan amantes del agua, pero que se sienten bien simplemente yendo en la canoa relajados haciendo trekking acuático. También hay grupos reducidos de socios muy deportistas con los que hemos subido diferentes picos con nuestros perros, asegurados con arneses en los puntos más complicados y con total garantía para poder hacerlo (estas salidas las dirigen siempre guías de montaña especializados y se aborda con estricta seguridad) y luego también hay socios a los que les gusta el esquí de montaña y les ofrecemos la posibilidad de subir con pieles de foca y bajar luego esquiando, enseñando a nuestros perros a ir detrás con nosotros, una actividad con la que todos disfrutamos enormemente”, explica Pere López.
ACEC y sus filiales son asociaciones sin ánimo de lucro, impulsadas por Pere López (educador canino, especialista en rescate con perros y en terapias asistidas y amante de la montaña), y dirigidas por especialistas voluntarios incondicionales del mundo de los perros. ACEC cobra una cuota mínima de 30 euros anuales, que integra el seguro de sus asociados y da opción a un precio más económico en las diferentes salidas que se organizan. Hay excursiones matinales programadas cada mes que son gratuitas, por ejemplo. La asociación cuenta actualmente con 178 socios y unos 5.789 simpatizantes.
Marta Vallés conoció a ACEC a través de una amiga que la invitó a una barbacoa organizada por la asociación en Polinyà (Barcelona). Siempre había salido a la montaña con sus dos perros (Chico y Bruna) y su pareja pero ACEC le abrió la posibilidad de conocer nuevos lugares y a mucha gente afín “Empezamos haciendo senderismo por el Montseny con ellos y nuestros perros y luego vinieron muchas más actividades, incluso viajes largos. El año pasado recorrimos 120 km. de la ruta de Tuy del Camino de Santiago y fue una experiencia increíble. Cuando acababa la caminata comenzaba la sesión de cuidado de pies para los humanos y de patitas para nuestros peludos, hidratándolas bien para protegerlas. Fue una maravilla”, asegura Marta, quien explica que este año ACEC les lleva a Córcega.
Campamentos con compromiso
ACEC realiza además salidas por la montaña puntuales para recaudar fondos para las protectoras y favorecer la adopción (el pasado año se hicieron cuatro) y cada año tras el periodo escolar pone en marcha una iniciativa de compromiso social, el Dog Camp Junior, en la que se ofrece la posibilidad a niños y jóvenes de 7 a 14 años y a su mascota de pasar una semana de campamentos para favorecer la responsabilidad del niño con su perro (tiene que hacerse cargo de su alimentación y cuidados) así como de fomentar el vínculo entre el niño y el animal mientras convive con otros compañeros y monitores realizando actividades en la naturaleza y de aprendizaje sobre el mundo del perro. “La idea es que los niños aprendan a relacionarse de forma positiva con sus amigos peludos y a educarles bien. Durante los siete días que duran los campamentos contamos con la presencia de algún etólogo que les explica cosas muy interesantes sobre su perrito. Eso favorece que puedan trabajar en el vínculo y la empatía con sus perros y con otras personas y aprendan a respetar la naturaleza, aspectos de enorme valor para su desarrollo personal”, asegura Pere López.
Para más información: www.acec4turons.org
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