Ofrecerle a tu peludo una onza de chocolate, por aquello de que “a nadie le amarga un dulce”, o un pequeño racimo de uvas, que para ti puede resultar saludable y delicioso, puede convertirse en una pesadilla para la salud de tu fiel amigo. Y es que, por raro que nos parezca, nuestro perro no puede comer algunas de las cosas que a nosotros nos sientan muy bien y con las que disfrutamos. En este artículo te explicamos cuáles son algunos de estos alimentos tabú para tu mascota.
Chocolate: Al igual que a nosotros, a los perros les gusta su sabor, pero cuidado, ya que el cacao con el que se elabora una barra de chocolate contiene teobromina y cafeína, dos sustancias muy tóxicas para nuestra mascota y que pueden ocasionarle hiperactividad y excitación, con síntomas como taquicardias, hipertensión arterial, vómitos, temblores, convulsiones o incluso la muerte. También les puede causar pancreatitis, debido al alto contenido en grasa de este producto. Cuanto más puro sea el chocolate, más riesgo habrá. Aunque el chocolate con leche contiene cantidades más bajas de teobromina y el animal tendría que consumir al menos una o dos onzas de chocolate con leche por cada kilogramo de peso antes de que aparecieran síntomas de intoxicación, lo mejor es evitar este alimento para nuestro peludo.
Café: Al igual que sucede con el chocolate, el café, el té y diferentes bebidas energéticas, contienen cafeína, que produce en el perro un cuadro de hiperactividad y excitación con síntomas similares a los que describíamos en el caso del chocolate: hipertensión arterial, vómitos, arritmias, temblores, desmayos e incluso el coma.
Leche, helados, quesos: El aparato digestivo de los perros, a diferencia del nuestro, no posee la enzima que se necesita para digerir la lactosa, el azúcar presente en la leche y en otros productos lácteos, como los helados o los quesos, pudiendo causar intolerancia en nuestra mascota, con la aparición de problemas gastrointestinales tales como diarreas o vómitos.
Xilitol: La moda de los productos ‘light’ ha hecho que edulcorantes como el xilitol pasen a estar presentes en golosinas, chicles o repostería como sustituto del azúcar. Aunque en los humanos no parece tener efectos tan adversos, en los perros, la ingesta de productos que lo contienen produce en el animal una caída drástica del azúcar en sangre que puede dar lugar a convulsiones, vómitos, problemas de coordinación e insuficiencia hepática, entre otros trastornos. Sus efectos se pueden notar desde los 30 a los 60 minutos desde que lo haya ingerido el animal.
Azúcar y dulces: Aunque sus efectos no son tan llamativos como los del xilitol hemos de evitar darle a nuestra mascota alimentos ricos en azúcar ya que a la larga pueden ocasionarle diabetes, problemas dentales y cataratas. Una alternativa natural a los dulces que les encanta son los alimentos elaborados con algarroba, muy similares en sabor al chocolate pero sin sus efectos nocivos.
Uvas: La ingesta de una cierta cantidad de uvas frescas o pasas puede provocar en nuestro peludo una insuficiencia renal aguda que se puede manifestar con diarreas, vómitos, debilidad, inapetencia, sed, dolor abdominal… a las pocas horas de ingerir este alimento. Si no se trata a los pocos días, este problema puede ocasionar incluso la muerte del animal.
Nueces de macadamia: El alto contenido en fósforo de las nueces y de los frutos secos en general puede dar lugar a la formación de cálculos en el riñón de nuestro peludo, lo que los convierte en alimentos poco recomendables para él; pero además, la ingesta de 4 o 5 nueces de macadamia, no se conoce aún por qué causa, puede provocar en nuestro perro fiebre alta, dolor abdominal, vómitos, falta de coordinación motora, temblores o debilidad.
Cebollas y ajos: Los utilizamos continuamente para dar sabor a nuestros platos y ganar salud, pero si tenemos el hábito de darle comida casera a nuestro peludo puede encontrarse con bastantes trozos de cebollas y ajos que para él no son nada aconsejables. Esto se debe a un compuesto, el tiosulfato, presente en ambos bulbos, que en los perros resulta tóxico porque su organismo no dispone de una enzima necesaria para digerirlo. Así, el tiosulfato daña los glóbulos rojos, provocando anemia. El daño es acumulativo, por lo que es posible que no veamos los síntomas a corto plazo pero que poco a poco vayamos observando una orina más turbia, mucosas pálidas (anémicas), insuficiencia renal y problemas gastrointestinales adicionales… Hay que decir que el ajo es cinco veces más potente que las cebollas en cuanto a toxicidad para el perro y que su sabor no le resulta nada atractivo a nuestro compañero de cuatro patas.
Aguacate: Contiene persina o persenona, una sustancia grasa que puede provocar en nuestra mascota problemas digestivos e insuficiencia respiratoria con mucosidad. Los huesos de esta fruta pueden dar lugar, además, a atragantamiento y obstrucciones gastrointestinales graves.
Pepitas de manzanas: Contienen cianuro, así que la ingesta de una cierta cantidad de estos pequeños huesos de la fruta puede desembocar en insuficiencia respiratoria o convulsiones. El resto de la manzana se le puede ofrecer sin ningún problema.
Alcohol: A diferencia de los humanos, los perros no disponen de enzimas que les permitan beber ciertas cantidades de alcohol sin riesgos para su salud. Además, estos animales son de menor tamaño que las personas, con lo cual no hace falta una cantidad muy elevada de alcohol para que aparezcan problemas. El alcohol puede dañar seriamente su sistema nervioso e incluso provocarles la muerte, con lo cual hay que tener exquisito cuidado con los despistes ante la caída de una botella o de alguna fiesta en casa. Lamer un mojito derramado podría salirle muy caro a nuestra mascota.
Levadura: La levadura activa que se encuentra en la masa cruda de pan libera alcohol al mismo tiempo que crece, lo cual ya es un problema, pero además este ingrediente medra en ambientes húmedos y tibios como el estómago de un perro, que la hacen hincharse dilatando el estómago del animal y produciéndole gases y otros problemas intestinales indeseables.
Embutidos: Este tipo de alimentos, ricos en sal y grasas no son nada recomendables para nuestra mascota, ya que le pueden producir hipertensión arterial, pancreatitis o daños renales.
Pieles de patata: Contienen solanina, una sustancia que en cantidades moderadas a grandes puede ser tóxica. La solanina no se encuentra en la parte interior del tubérculo, solo está bajo la piel.
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