Es carnaval y quien más y quien menos disfruta de una fiesta muy divertida en la que el exceso, el disfraz, la sátira son los reyes de la fiesta. Quien disfruta del disfraz no tiene ninguna pereza para prepararse el suyo y el de toda la familia. Y en ella se incluye, por supuesto, a los peludos. De hecho, ya hay carnavales con programas específicos para mascotas. El carnaval de Las Palmas de Gran Canaria elige a sus reyes peludos en una gala específica antes de que empiecen los festejos en la calle y en el calendario carnavalero hay otras citas con concursos de disfraces para mascotas como el de Cangas de Onís en Asturias o el de Melilla.
Hacer disfrutar a nuestro perro o nuestro gato del carnaval no es mala idea; de hecho, si el animal no se siente cómodo con la indumentaria se la quitará rápidamente a la mínima oportunidad. Lo que sí se ha de tener en cuenta desde el punto de vista veterinario es el bienestar de la mascota. “Ellos no tienen sentido del ridículo, por lo que no es un parámetro a tener en cuenta” ha explicado a saludmascotas.com María Pifarré, veterinaria y directora del centro veterinario del Barri Llatí de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona).
Hay que vigilar 3 cosas fundamentalmente para el disfraz de nuestro peludo:
1.- Que el disfraz no apriete, dañe, moleste, corte, etcétera… al animal. Nos podemos encontrar casos de enganches a la colita que, para que no se mueva el disfraz, le aprietan. Si esto no se cuida el animal puede llegar a sufrir secciones en la piel que requieran sutura. Por lo tanto, será cómodo y lo suficientemente amplio.
2.- También deberemos cuidar que no tenga apéndices, lazos, cuerdas… que arrastren o cuelguen. Pueden quedar trabados en cualquier sitio y ser la causa de que el animal sufra daños graves.
3.- Debemos vigilar los adornos y accesorios que lleva. Si solo están pegados o no tienen una correcta fijación, la mascota se los puede tragar. Las consecuencias son la obligada visita de urgencia al veterinario. Con un poco de suerte los eliminará al cabo de pocas horas pero si es demasiado grande, o tiene puntas, o el material de fabricación lleva plomo… necesitará una cirugía e, incluso, le pueden quedar secuelas de por vida como, por ejemplo, una pancreatitis secundaria o una perforación intestinal con peritonitis.
“Si queremos disfrazar a nuestra mascota, o buscamos un disfraz cómodo y fácil de poner y quitar; o se lo ponemos, hacemos las fotos rápidamente y luego se lo quitamos con igual rapidez” concluye María.
Otra solución es consultar con el veterinario de cabecera aprovechando, por ejemplo, la visita anual. Podrá detectar rápidamente cuáles son los puntos débiles del disfraz que hemos hecho o que tenemos en mente.
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