Durante las fiestas navideñas la rutina cambia para nosotros y para nuestros peludos. Las comidas especiales, frecuentes y con muchos comensales, los adornos… tienen sus atractivos y, con ellos, algunos inconvenientes. Basándose en la experiencia en las consultas veterinarias durante el período navideño podemos tomar nota y tratar de evitar las situaciones que acaban en una evitable visita a urgencias.
1.- Gastroenteritis. Es posible que no acostumbremos a alimentar a nuestras mascotas con restos de nuestra comida y menos con huesos, pero las comidas y cenas navideñas suelen ser desmesuradas y si sobran alimentos tan apetitosos como pavo, pollo u otros… puede suceder que hagamos como una excepción o que ellos mismos se las arreglen para robar algún bocado. Es importante saber que los huesos cocinados son más blandos y se astillan fácilmente cuando los perros los mastican. Pueden provocar perforaciones intestinales que solo pueden solucionarse con una intervención quirúrgica.
También pueden provocarles gastroenteritis los alimentos ricos en grasas, especias, etcétera. Pueden provocar irritación de estómago e intestino; incluso pueden llegar a provocar una pancreatitis, enfermedad de alta mortalidad.
El consejo del especialista veterinario es que se evite dar restos de las comidas navideñas a las mascotas y velar porque no que sean ellos quienes las consigan por su cuenta.
2.- Ingestión de cuerpos extraños. Los gatos, animales curiosos por naturaleza, no permanecen indiferentes ante la decoración navideña. Les atraerán el musgo del pesebre, las hojas del árbol y los adornos. Los espumillones son especialmente peligrosos pues una vez ingeridos pueden provocar obstrucciones intestinales. Pero no solo hay que tener cuidado con la ornamentación. ¡Ojo con los regalos! Una vez abiertos, si dejamos los envoltorios y lazos al alcance de nuestros curiosos amigos, los pueden también ingerir con consecuencias serias para su sistema gastrointestinal.
Lo indicado, si es posible, es velar porque la ornamentación navideña (árbol, pesebre, luces decorativas, envoltorios y lazos de los regalos) quede fuera de su alcance.
3.- Intoxicaciones. Las plantas típicas de la Navidad como la Poinsettia, el acebo y el muérdago son tóxicas para los peludos. También lo son algunos alimentos como el chocolate. No caigamos en la tentación de darle chocolate a nuestras mascotas y no utilizar determinadas plantas como decoración si los animales van a tener acceso a ellas.
4.- Lesiones traumáticas. A veces un perro puede querer morder las luces decorativas de navidad, con lo que corre el riesgo de sufrir lesiones en la boca, incluso de origen eléctrico. Por otro lado, las hojas espinosas del abeto pueden clavarse en sus encías y garganta. Tampoco es buena idea utilizar velas que lleguen a ser causa de quemaduras. Si convivimos con mascotas es preciso evitar ciertas decoraciones u objetos peligrosos para ellos.
Ante cualquier duda o incidencia, siempre, acudir al veterinario de cabecera.
0 comentarios