Cuando llega un bebé a una casa donde vive un perro, debemos entender que el animal tendrá que asimilar una gran cantidad de novedades y cambios en su entorno, especialmente si no tuvo oportunidad de convivir con niños cuando era cachorro.
Nuevas imágenes, olores y sonidos aparecerán de pronto para quedarse y las rutinas del hogar cambiarán drásticamente, lo que afectará también a las del animal. Queramos o no, se reducirán el tiempo y la atención que le dedicamos. Prepararnos y prepararle para ello ayudará a que todo sea más fácil para todos.
#1 Plan de preparación
En los meses previos a la llegada del bebé, podemos hacer un plan de preparación para nuestro perro basado en dos aspectos: educación y adaptación a los cambios en el estilo de vida.
Podemos realizar ejercicios de educación para mejorar sus habilidades en obediencia. Tener un buen control verbal de nuestro perro es realmente de gran ayuda cuando debemos ocuparnos a la vez del animal y del bebé.
Algunos ejemplos de educación básica:
- Sentarse, estarse quieto, tumbarse en el suelo y permanecer en esa posición.
Esto le será útil para aprender a controlar sus impulsos cuando el bebé ya esté en casa y tengamos que ocuparnos de él para alimentarle o bañarle, por ejemplo.
- Dejar algo que está en el suelo o soltar algo que lleve en la boca.
Nos ayudará a enseñar al perro a no tocar las cosas del niño.
- Saludar de forma educada a la gente (en el caso de perros que saltan encima. Este comportamiento puede ser molesto, incluso peligroso, cuando llevemos al bebé en brazos).
- Enseñarle a permanecer tranquilo dentro de un trasportín.
Puede ser útil en situaciones muy estresantes si fuese necesario. - Que acuda a nuestro encuentro cuando se le llama.
Aprendizajes especiales:
- Enseñar al perro a focalizar su atención en nuestra mano. Consiste en extender la mano hacia el animal, de forma que él acercará su nariz y tocará la mano con ella. Nos será útil cuando el perro esté cerca del bebé, mientras estamos con el pequeñín, para mantenerle ocupado. Si lo aprende bien, podemos enseñarle incluso a tocar suavemente al bebé con su nariz.
- Enseñarle a que se vaya cuando se lo pidamos. Este tipo de aprendizaje es muy útil, por ejemplo, para cuando el perro intenta saltar sobre el bebé y el niño se asusta y llora. Muchos perros no se dan cuenta de que alejarse es una opción. Si se lo enseñamos de antemano, le daremos la oportunidad de actuar de una forma conocida ante situaciones concretas y evitaremos episodios de ansiedad. Para ello necesitaremos entrenar con premios pidiéndole que se vaya y, cuando lo haga, le tiraremos un premio donde se encuentre parado.
- Enseñar al perro a traernos objetos que le tiramos. Si aprende a entregarnos objetos en la mano cuando se lo pedimos, le estaremos preparando para tener una interacción segura en sus juegos con el bebé.
#2 Cambios de rutina
Preparar al animal con antelación para los cambios en la rutina diaria será de gran ayuda para que se adapte y asimile la llegada del bebé sin ansiedad y la disfrute tanto como nosotros.
- Podemos romper un poco los horarios habituales de sus paseos y comidas para que, si en el futuro hay cambios, los acepte más fácilmente.
- Si tenemos previsto llevar al perro a casa de amigos o familiares cuando el bebé ya esté en casa, hemos de empezar a hacerlo antes de su llegada para que se acostumbre.
- Familiarizar al animal con los juguetes y accesorios de bebé, los olores de las lociones y colonias en nuestra piel… un tiempo antes de que nazca el bebé.
- Podemos utilizar grabaciones de bebés llorando para que se acostumbre y no se asuste cuando llore.
- Enseñarle al perro a que le gusten otros niños invitando a amigos que tengan hijos pequeños a visitar nuestra casa. Si no tenemos amigos con niños, podemos llevarle a lugares donde haya pequeños y aprovechar las oportunidades de estar en contacto con niños amables que le hagan sentir bien.
#3 ¡El bebé ya está en casa!
Siempre que sea posible, mientras la madre y el bebé están todavía en el hospital, es buena idea llevar a casa un pañal o alguna pieza de ropa con el olor del niño y dejar que el perro la olfatee. Es como una presentación. Empezará a conocer al niño por su olor antes de verle.
Si hemos preparado al perro con anterioridad, su actitud será mejor y se sentirá más feliz y menos ansioso.
#4 Qué no debemos hacer
No debemos reñir con severidad al perro si se muestra ansioso o se acerca demasiado al niño, actuaremos con calma y suavidad para alejarlo o distraerlo.
No debemos forzar al animal a interaccionar con el niño si no está predispuesto en ese momento. Es mejor esperar a que muestre interés por acercarse.
Normalmente los perros interaccionan muy bien con los bebés, incluso si no han sido socializados con niños, pero pueden surgir situaciones estresantes para ellos cuando el bebé empieza a gatear.
Nunca debemos dejar al perro y al bebé solos sin supervisión hasta que el niño tenga por lo menos 5 o 6 años de edad. Y, sobre todo, siempre consultar con el veterinario de nuestro peludo sobre las pautas más adecuadas para su caso.
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