Menos conocida que la leishmaniosis, aunque igual de importante, debido a que puede llegar a ocasionar la muerte de nuestra mascota en los casos más severos, la filariosis o enfermedad del gusano del corazón, es una enfermedad cardiopulmonar producida por un parásito (Dirofilaria immitis) que se transmite por la picadura de un mosquito de la familia del Anopheles. Endémica en las zonas cálidas y húmedas, debido al cambio climático y al aumento de los desplazamientos de nuestras mascotas, se está extendiendo hasta implantarse prácticamente por todo el país, por lo que la prevención y el diagnóstico precoz resultan fundamentales. Te explicamos cómo evitar y combatir este problema en caso de detección.
Al igual que la leishmaniosis, la filariosis o dirofilariosis es una enfermedad que se transmite por la picadura de un mosquito y a pesar de ser más común en perros, también puede afectar a gatos y hurones e incluso al hombre. Una vez el mosquito con la filaria pica al animal, el parásito pasa a la sangre, donde se va desarrollando hasta llegar a su forma adulta, dando lugar a unas larvas conocidas como «gusanos del corazón» que se alojan principalmente en el lado derecho del corazón y en la arteria y venas pulmonares y si no se detectan a tiempo pueden llegar a medir hasta 30 cms de largo, pudiendo ocasionar daños muy graves e incluso la muerte. En algunos casos, las larvas de filaria pueden vagar por la sangre afectando a otros órganos importantes como el hígado, el bazo y los riñones del animal.
Dado que la enfermedad avanza poco a poco (la filaria puede vivir en el hospedador hasta siete años), muchas veces los síntomas pasan inadvertidos o se achacan a la edad, aunque en otras ocasiones puede cursar de forma aguda en animales menores de tres años.
Cómo reconocer la enfermedad
Los síntomas de la filariosis hacen pensar en una enfermedad cardio-respiratoria: dificultad para respirar, tos, intolerancia al ejercicio, falta de apetito y pérdida de peso, principalmente. En el caso de los gatos también pueden darse taquicardias, vómitos intermitentes y si las larvas migran a otros órganos puede incluso darse muerte súbita. Cuando se detectan algunos de estos signos deberemos consultar lo antes posible con nuestro veterinario. Este le realizará un test serológico rápido tomando una gota de sangre y si el animal está infectado pasará a una exploración más avanzada, como las cardiografías, para comprobar el alcance de la enfermedad.
Cómo prevenir el problema y cómo tratarlo cuando se detecta
Como en otras enfermedades, lo mejor para evitar la filariosis es la prevención mediante el seguimiento veterinario del plan de desparasitación y vacunación. La enfermedad se puede evitar usando pipetas y collares antiparasitarios y vacunando al animal con la vacuna específica contra esta enfermedad. Asimismo, es importante evitar los paseos por zonas con mosquitos (sobre todo al amanecer y al atardecer, las horas de mayor actividad, especialmente entre la primavera y el otoño) y también resulta interesante utilizar mosquiteras o repelentes de insectos para el entorno doméstico en zonas endémicas.
Por lo que respecta al tratamiento, siempre que el animal no muestre síntomas ni larvas adultas, se puede tratar con lactonas macrocíclicas, pero cuando las larvas superan los 2 cm de longitud es preciso realizar un tratamiento adulticida siguiendo las indicaciones específicas del veterinario. Es importante que en las visitas regulares al veterinario se realice un seguimiento preventivo de esta enfermedad, ya que según un estudio de Ceva Salud Animal únicamente el 25% de los perros reciben medicamentos preventivos contra los gusanos del corazón de forma regular.
¿Cuáles son las zonas más afectadas?
Los mosquitos transmisores de filariosis, que propagan la enfermedad una vez se alimentan de un animal infectado, al igual que los que transmiten la leishmania, necesitan unas condiciones de humedad y temperaturas altas para su supervivencia, por lo cual hasta hace poco las zonas endémicas en España eran Canarias, el Delta del Ebro, el Valle del Guadalquivir y el Litoral Mediterráneo pero en la actualidad, el cambio climático y el aumento de los desplazamientos con nuestras mascotas, ha alargado estas condiciones idóneas para la proliferación de los mosquitos, haciendo que el problema se haya generalizado en prácticamente todo el país, por lo que hoy más que nunca estas enfermedades deben prevenirse de manera simultánea y detectarse precozmente para evitar males mayores y abordar ambos problemas de la forma más eficaz posible para la salud de nuestros peludos.
Gema Salgado.
Para la elaboración de este artículo hemos contado con la colaboración de Javier Casas, veterinario y propietario de la Clínica Veterinaria L’Arca, de Lleida
Foto: Dirofilaria extraída del riñón de un perro
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