Si no sale de casa, el enriquecimiento ambiental y mantenerlo activo son claves para que no se aburra. El objetivo es favorecer su bienestar y su buen tono físico y psicológico. Con discreción: observa sus reacciones. Fíjate en lo que despierta su interés y lo que no. La atención que le prestes es clave para apreciar sus gustos. La discreción es clave porque si se siente observado ¡huirá y no te dará pistas!.
#1 Juega con tu peludo
Cada día dedica un rato para jugar con él o ella. Pelotas de papel, ratones de juguete, plumas, tú… le encantará atrapar a su “presa” favorita. Asegúrate de que consiga la presa físicamente. Los juegos de luces o láseres no son buena idea porque nunca los podrá capturar en sus manos; pero si le gustan, entonces deja que la luz se quede quieta entre sus garras para terminar el juego. Le generará menos ansiedad.
#2 Novedades a su disposición
Necesita explorar su territorio, no solo para controlarlo sino también para mantenerse activo. Introducir algún elemento novedoso cada cierto tiempo (una caja vacía, su trasportín, una cama-refugio, un rascador, una maceta de hierba gatera…) estimularán su curiosidad innata.
#3 Caprichos para el paladar
A diario tiene que tener a su disposición : su arenero, agua limpia y fresca, pienso seco… ¡y algún capricho para su paladar!. Los diferentes sabores y texturas también le resultan estimulantes.
#4 El exterior a la vista
Es crucial que tenga buenas vistas del exterior, si no hay nada que suponga una amenaza para él o ella, claro; así que procura que tenga un mirador seguro desde el que observar lo que ocurre… ¡allí hasta donde alcanza la vista!.
#5 No forzar nunca el contacto
Si quieres enseñarle algo o presentarle a alguien y no tiene, no lo fuerces. Ya llegará su momento.
#6 Los aromas cuentan
La hierba gatera, bolsitas de valeriana sin grapa ni hilo… son estímulos olfativos y ¿por qué no? ¡También un juguete!.
Muy importante: Ante cualquier duda: consulta a su veterinario o al especialista en etología veterinaria.
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