La gingivitis o estomatitis es un enrojecimiento e inflamación de las encías que a veces se produce también con sangrado y que puede acompañarse de halitosis y en casos más severos con dolor al masticar, reticencia a comer e hipersalivación. En gatos tiene como causa más frecuente la acumulación de placa dental o sarro debido a una mala higiene o al consumo de alimento húmedo, aunque también puede deberse a otras enfermedades, como diabetes, enfermedad renal o diferentes infecciones víricas. Si no se trata, puede dar lugar a un retroceso de las encías y a separar los dientes, lo que puede llevar a acumular más bacterias, propiciando infecciones e incluso pueden llegar a producirse úlceras en la encía que cursan con gran dolor. Te explicamos cómo puedes prevenir, detectar y tratar esta enfermedad en sus diferentes estadios.

Si no tenemos una buena higiene dental con nuestro felino y no revisamos periódicamente el estado de su boca, puede que con el tiempo desarrolle sarro o gingivitis (inflamación de las encías) y no nos demos ni cuenta hasta que realmente se convierta en un problema más serio, cuando nuestra mascota deje de comer a pesar de tener hambre porque tiene ulceraciones en la boca y siente dolor; cuando babee excesivamente o cuando comencemos a detectar que le huele mal el aliento. Por suerte, la gingivitis y el sarro cursan lentamente y se pueden prevenir desde estadios tempranos.
Cepillado de dientes desde bien pequeño: Para evitar este problema lo más recomendable es acostumbrar al gato desde bien pequeñito a la rutina del cepillado dental. Lo ideal sería limpiar sus dientes unas tres veces por semana con un cepillo y pasta dental específica o con la mayor frecuencia que nos permita (hay que tener en cuenta que no es una práctica que les encante). Esto evitará que aparezca el problema. Además, será importante optar por alimentarle con pienso seco y snacks, que ayuden a mantener más limpia la dentadura o trocitos de manzana de cuando en cuando.
Si la acumulación de sarro es importante: Será necesario llevarle a un profesional para que le realice una limpieza y un pulido de los dientes en profundidad. Este proceso se lleva a cabo bajo anestesia. En estos casos será interesante también la desinfección de la boca con antisépticos como la clorhexidina al 2% o con clorhexidina gel bioadhesivo, un producto que se puede aplicar con una gasa sobre las encías y dientes de nuestro gato. Proseguir con una correcta higiene dental cuando la boca esté curada y ya no haya ningún tipo de ulceración, evitará que el problema vuelva a producirse. Hay que decir que cuando se producen úlceras habrá que evitar el cepillado y el pienso seco o los snacks para no lesionar más la encía y acudir urgentemente al veterinario, quien nos ofrecerá una dieta y tratamiento específicos.
Gingivitis como resultado de la dentición definitiva: En ocasiones la gingivitis puede ser el resultado del cambio de los dientes de leche del gatito a la dentadura definitiva. En este caso, la inflamación suele ser moderada y tiende a desaparecer en unas semanas, cuando se completa la dentición. El veterinario nos aconsejará cómo tratar la boca de nuestro felino durante este tiempo de transición.
Otras enfermedades como origen: En algunos casos, la gingivitis no tiene nada que ver con la higiene dental ni el tipo de alimentación que sigue el gato, sino que obedece a un problema de salud diferente que produce a su vez inflamación en las encías, como es el caso de la diabetes, la enfermedad renal o diferentes infecciones víricas.
Aunque el calicivirus felino se previene con una vacuna específica para esta enfermedad, en ocasiones se instala en la boca como una inflamación muy intensa que puede ser crónica, lo que se conoce como gingivoestomatitis crónica felina.
Por otra parte, los retrovirus de la leucemia felina (existe también vacuna preventiva) y la inmunodeficiencia felina (para ella no hay vacuna), causan un mal funcionamiento del sistema inmunitario que favorece la infección de las encías. En algunos casos, los corticoides contribuyen a disminuir la inflamación y puede ayudar también la utilización de inmunoterapia. El veterinario valorará el mejor tratamiento en función de la enfermedad y cómo se encuentre nuestro gato.
Evitar el estrés: Cuando nuestro gato sufre una gingivitis crónica habrá que prestar más atención a su sistema inmunitario y evitar al máximo el estrés en sus rutinas cotidianas, ya que éste ejerce un efecto inmunosupresor. Los gatos son seres muy sensibles que pueden estresarse ante diferentes cambios y eso afectará a su sistema defensivo. Lo ideal es procurarle un espacio tranquilo, con provisión de comida de calidad adaptada a las circunstancias de su problema bucodental y agua limpia y mimos para que se sienta relajado y pueda recuperar su salud lo antes posible.
Redacción
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