Al igual que nos ocurre a los humanos, nuestras mascotas notan la llegada del frío y se muestran más sensibles a ciertos cambios en su salud provocados por las diferencias de temperatura. Así, en esta época, tanto perros como gatos son más propensos a problemas en el aparato respiratorio, a dolencias óseas y de las articulaciones, a problemas cardíacos y también a problemas con parásitos y de la piel, ante la bajada de guardia de los propietarios durante esta época del año. Todo esto se puede prevenir con los cuidados que te sugerimos en este artículo.
A pesar de su protectora capa de pelo, que resulta el mejor de los aislantes en invierno, nuestros peludos no pueden evitar que ciertas enfermedades estacionales se desaten con la llegada del invierno, ya que el aire frío hace que su aparato respiratorio sea más sensible a virus y bacterias y que la situación se agrave en aquellos animales inmunodeprimidos. Así, son típicas de esta época del año las bronconeumonías, faringitis, laringitis…y otras enfermedades que en algunos casos pueden ser severas, como el distemper canino, más conocido como moquillo, o la traqueobronquitis infecciosa canina, también llamada «tos de las perreras», porque es en colectividades caninas: guarderías, perreras, exposiciones de animales…donde más se detecta.
El moquillo, cuyos signos se pueden observar por la apatía del animal, cierta deshidratación y secreciones nasales y oculares y que se puede transmitir a otros peludos simplemente jugando en el parque, a través del contacto con las secreciones, es una enfermedad infecciosa y contagiosa originada por un morbilivirus de la familia Paramyxoviridae. Inicialmente provoca un cuadro clínico similar a un catarro pero puede agravarse dando lugar a problemas neurológicos y fallo multisistémico, pudiendo incluso llegar a ser mortal. El moquillo suele ser más frecuente en perros no vacunados, en perros menores de seis meses que no han completado el ciclo de vacunación y en perros inmunodeprimidos, debido a estrés, mala alimentación, hacinamiento u otras enfermedades. Este problema de salud en nuestra mascota debe ser tratado de inmediato por un veterinario para evitar males mayores, que le administrará posiblemente antibióticos para paliar las infecciones bacterianas secundarias, y líquidos por vía intravenosa para evitar la deshidratación, así como anticonvulsivos y sedantes.
Gripe en perros y gatos
Por otra parte, la traqueobronquitis infecciosa, o tos de las perreras, es conocida como la gripe de los perros y tiene como principal agente infeccioso el virus de la Parainfluenza canina, aunque también puede darse una co-infección con el Adenovirus 2 o la bacteria Bordetella bronchiseptica. El síntoma más claro de esta patología es una tos muy fuerte y aguda. Aunque es más propio que se dé en colectividades caninas, como mencionábamos anteriormente, nuestra mascota también puede contraerla jugando en el parque o dando un paseo si hay contacto con animales infectados. Al igual que el moquillo, se previene con la vacunación, y en cuanto al tratamiento, el veterinario puede administrarle fármacos antiinflamatorios, que reducirán la irritación en el tracto respiratorio y disminuirán la tos, así como antitusivos, y antibióticos. En ningún caso, sin embargo, se recomienda automedicar a nuestra mascota. Tendrá que ser el veterinario quien fije la pauta médica en función de la gravedad del animal.
En el caso de los gatos, la gripe felina es uno de los problemas de salud estacionales más frecuentes, que al igual que veíamos en el caso de los perros que padecen de moquillo o de tos de las perreras, puede evitarse en buena medida con una correcta vacunación. Los síntomas de gripe felina incluyen estornudos, descarga nasal, conjuntivitis, pérdida de apetito, fiebre y depresión. En este caso, el tratamiento incluirá medicación, que deberá pautar el veterinario, adaptada a los diferentes síntomas: antibióticos para tratar las infecciones secundarias, fármacos contra la secreción nasal y que ayuden a respirar sin dificultad…Como los gatos en este caso tienen problemas para comer, deberemos ofrecerles comidas templadas, olorosas y palatables.
Sufren más de los huesos y del corazón
Con las bajas temperaturas, nuestros queridos peludos ven intensificadas sus dolencias en huesos, músculos y articulaciones, síntoma de artrosis y artritis. Debido a ello deberemos prestar un cuidado especial en mantener su calor corporal y preservarlos de la intemperie. Asimismo, los perros y gatos con problemas cardíacos tienen más riesgos cuando las temperaturas bajan porque su presión sanguínea aumenta. Además, algunos medicamentos utilizados para tratar insuficiencias cardíacas facilitan la pérdida de calor y pueden ocasionar más problemas en estos pacientes. Otros problemas de salud frecuentes en invierno son las dermatomicosis, el crecimiento de hongos en la piel favorecido por la humedad ambiental, y las picadas de parásitos, como las pulgas o las garrapatas que al no estar expuestos a temperaturas tan rigurosas en invierno pueden sobrevivir sin problema. Además, las calefacciones contribuyen a facilitar el desarrollo de estos parásitos, con lo cual hay que seguir tratando contra estas plagas a nuestro peludo también durante la estación fría.
Prevenir para disfrutar del invierno
Salir a la nieve o dar largos paseos por la naturaleza con nuestra mascota en invierno es una actividad de lo más saludable si tomamos las debidas precauciones:
- Evita los cambios bruscos de temperatura al cambiar de ambientes.
- Presta una especial atención a los animales con problemas respiratorios, cardíacos y articulares.
- Sigue el calendario de vacunación después del destete. Es una de las máximas garantías para evitarles enfermedades respiratorias indeseables.
- Facilítale una alimentación equilibrada a diario y agua limpia. Suplementos como Impromune, de Laboratorios Bioibérica, pueden ayudar además a perros y gatos a optimizar su respuesta inmunitaria en periodos de inmunosupresión, ya que están formulados con nucleótidos, inmunonutrientes y AHCC, un extracto del micelio Lentinus edodes que promueve la actividad de las células NK y la proliferación de macrófagos.
- Si tu mascota vive en el exterior será necesario que cuente con una caseta debidamente aislada contra la humedad, seca, cálida y confortable, con una camita o colchón que lo aisle del suelo y que sea revisada y cambiada con frecuencia.
- Para cachorros, perros con poco pelo, perros mayores, perros frioleros (galgos) o pequeños, con las patas cortas y el cuerpo cerca del suelo, puede ser interesante el uso de abrigos, a fin de que mantengan el calor. Les suele gustar más los de capa, por comodidad. Puede ser un forro polar, impermeable…
- No le cortes demasiado el pelo durante el invierno y limita los baños.
- Si tu perro se moja, en la playa, en la nieve o bajo la lluvia, sécalo totalmente prestando atención a las zonas del cuello, pecho, barriga y a las patas en la nieve.
- Si te llevas a tu perro a la nieve, las botas pueden protegerle del frío del suelo y de la abrasión, pero si no las soporta, puedes ponerle un spray o crema protectora en las almohadillas, llevar una toalla para limpiarle las patas de tanto en tanto, y una vez en casa, ponerle aloe vera puro o algún bálsamo específico para hidratar y cuidar sus almohadillas.
- Desparasítale cada tres meses o cuando tu veterinario te indique. Le evitarás picadas e infecciones por pulgas y garrapatas y te ayudará a mantener la casa libre de problemas de salud.

0 comentarios