La artrosis es una enfermedad articular degenerativa en la que el cartílago, que flexibiliza y amortigua los impactos de las articulaciones cuando el perro salta, camina o corre y que impide que el hueso se deteriore debido al frotamiento repetido, sufre un desgaste progresivo que produce una disfunción mecánica en la articulación, causando dolor e inflamación y mermando la movilidad del animal. Esta enfermedad puede originarse por sobrepeso; por una actividad física intensa y de gran impacto, especialmente cuando el perro no ha completado su desarrollo óseo; por un traumatismo, como la rotura del ligamento cruzado de la rodilla; por causas hereditarias, como la displasia de cadera, o simplemente por el avance de la edad en el animal, que hace que la producción de glucosamina, que interviene en la formación de cartílago, disminuya. Aunque es una enfermedad frecuente cuando el can envejece, hay algunas medidas que podemos poner en marcha para prevenir que se manifieste antes de tiempo y para que nuestro compañero de cuatro patas tenga la mejor calidad de vida posible.
La mayoría de estudios coinciden en afirmar que el 20% de los perros mayores de 1 año padecen artrosis y que este porcentaje se incrementa a un 65% en perros mayores de 7 años y hasta en el 90% en perros de 12 años. También apuntan que la media de edad en la que se detecta esta enfermedad es sobre los 10 años, cuando por lo general ya está avanzada, y que un 45% de perros de razas grandes tiene predisposición a padecerla en cualquier momento de su vida.
La artrosis se caracteriza por la destrucción progresiva del cartílago, como dijimos anteriormente, y cuando se acompaña de una producción ósea anormal en el borde de las superficies articulares (osteofitos) se conoce como osteoartrosis. Las articulaciones afectadas, por lo general la cadera, los codos o los hombros, pierden elasticidad y provocan dolor, impidiendo que el perro se mueva con normalidad. Si vemos que a nuestro peludo le cuesta ponerse en pie desde la posición de tumbado, que presenta dificultad para caminar o que está más inactivo que de costumbre; que le cuesta subir y bajar escaleras o que cojea, deberemos consultarlo con nuestro veterinario de inmediato. A continuación, te ofrecemos algunos consejos eficaces para prevenir el problema o para tratarlo cuando ya se ha manifestado.
- Reducir el sobrepeso. Que nuestra mascota se mantenga en un peso adecuado será de vital importancia, especialmente en perros de razas grandes y medianas con predisposición a desarrollar problemas osteoarticulares, como el pastor alemán, el mastín de los Pirineos, el labrador retriever, el golden retriever o el rottweiler, así como otros de morro chato, como el bóxer, el buldog y el carlino u otras razas, como el border collie. Para ello deberemos optar por piensos bajos en calorías, algunos vienen suplementados con ácidos grasos Omega 3 (EPA y DHA) con propiedades antinflamatorias, que reducen la inflamación y el dolor. Hay veterinarios integrativos que recomiendan, sin embargo, una dieta lo más natural posible (cruda, semicocinada o cocinada) para reducir el nivel de sustancias inflamatorias del organismo y que a la vez mantenga al animal en el peso correcto.
- Diagnóstico radiológico entre los 5 y los 12 meses. En las razas con predisposición genética a desarrollar artrosis u otras enfermedades articulares, como la displasia de cadera, se recomienda realizar un diagnóstico radiológico entre los 5 meses y el año del perro para seguir un tratamiento individualizado y periódico.
- Usar condroprotectores. El uso de condroprotectores, medicamentos que incorporan dosis altas y purificadas de condroitín sulfato, glucosamina y ácido hialurónico, como Condrovet Force Ha, de Laboratorios Bioibérica, ayudan tanto a prevenir o retrasar problemas articulares, como la artrosis o la displasia de cadera, como a paliar la inflamación y el dolor una vez diagnosticada la enfermedad, ya que restauran con eficacia el cartílago y el líquido sinovial, regenerando, hidratando y aportando elasticidad a la articulación. Sus efectos no son inmediatos, por lo que es importante no interrumpir el tratamiento, que tanto puede iniciarse desde los tres meses de edad del cachorro hasta que complete el periodo de crecimiento (en razas con predisposición a sufrir problemas articulares), como una vez diagnosticado el problema o como preventivo en la edad adulta. Los condroprotectores resultan especialmente efectivos en los primeros momentos de degeneración articular y su uso continuado permite no tener que administrar tantos antinflamatorios, que a la larga afectan al riñón. Los veterinarios recomiendan administrarlos de manera crónica en dosis de mantenimiento; es decir, 40 días, con la dosis recomendada y posteriormente bajarla a la mitad de la dosis inicial.
- Ejercicio físico moderado e hidroterapia. A pesar de haber sido diagnosticado de artrosis u osteoartrosis, realizar ejercicio moderado y sin impacto, como caminar o nadar (en la medida de sus posibilidades), fortalecerá las articulaciones, la musculatura, los ligamentos y los tendones de nuestro peludo y será una excelente medida para que mantenga además un peso correcto, al igual que recurrir a la hidroterapia como rehabilitación.
- Evitar temperaturas extremas. Al igual que los humanos, los perros que padecen enfermedades osteoarticulares empeoran con el frío y el calor extremo. Por ello, en invierno es recomendable que nuestro peludo duerma dentro de casa al calor del hogar en una cama mullida y cómoda y en verano en un lugar a la sombra donde la temperatura no sea muy elevada.
Recordar que la mejor recomendación será siempre la de vuestro veterinario de referencia.
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Hola, Dalia.
Un antiguo proverbio dice que la mejor medicina es la que cura. Nos alegra que a usted le fucione.
Un saludo cordial del equipo Saludmascotas!
Muchas gracias!!!