Para realizar este experimento, enmarcado en el estudio Dog Project, que analiza cuestiones evolutivas sobre el mejor amigo del hombre, los investigadores comenzaron el entrenamiento de los perros asociando tres objetos distintos para diferentes resultados.
Un camión de juguete de color rosa marcó una recompensa de comida; un caballero azul de juguete señaló elogio verbal del propietario; y un cepillo para el cabello sirvió sólo de control, no indicó ninguna recompensa. Posteriormente los perros fueron probados con los tres objetos en una máquina de resonancia magnética funcional. Cada uno de ellos fue sometido a 32 ensayos para cada uno de los tres objetos, mientras se registraba su actividad neural.
Todos los perros mostraron una activación neural más fuerte para los estímulos de recompensa, y sus respuestas abarcaron una amplia gama. Cuatro perros mostraron una activación especialmente fuerte para el estímulo que marcó el elogio de sus propietarios, nueve de ellos mostraron una activación similar tanto para el estímulo del elogio como para el de la comida y dos de los perros mostraron claramente una mayor activación cuando se mostró el estímulo de la comida.
Los perros realizaron también una prueba de comportamiento. A cada animal participante se le asignó una habitación con un laberinto simple en forma de Y en el que un camino llevaba a un plato de comida y el otro le conducía a su dueño, que estaba sentado de espaldas. Cada perro fue puesto en libertad en varias ocasiones en la habitación y se le permitió elegir uno de los caminos. Si iban con el dueño, éste les felicitaba.
El resultado de esta prueba es que la respuesta del núcleo caudado del primer experimento (el núcleo caudado es la región cerebral que actúa como un centro de recompensa) se correlacionó con las opciones que cada perro eligió en el segundo. La mayoría de los perros se alternaron entre el alimento y el dueño, pero los perros que en la primera prueba habían tenido una respuesta neural más fuerte hacia los elogios optaron por ir con sus propietarios de un 80 a un 90% de las veces en la segunda. Se muestra así la importancia de la recompensa social y el cariño a los perros, que puede ser análoga a la forma en que los humanos sentimos cuando alguien nos elogia.
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