Mientras el ejecutivo español con el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) ha desarrollado un proyecto piloto para llevar la vigilancia del consumo de antibióticos a las clínicas veterinarias de pequeños animales a partir de octubre de este mismo año y hasta marzo de 2022, el pasado 13 de Julio, la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (ENVI) del Parlamento Europeo proponía una moción que de llegar a aprobarse el próximo 13 de septiembre, supondría que buena parte de los antimicrobianos críticos de máxima prioridad se destinarían exclusivamente a uso humano, dejando solo un pequeño espectro para el tratamiento de animales. Numerosas instituciones veterinarias europeas han mostrado su desacuerdo ante la posibilidad de que se implemente esta medida, debido a que forzar el uso de un pequeño espectro de antimicrobianos para tratar a los animales puede favorecer un desarrollo más rápido de resistencia para este grupo, lo cual favorecería un daño irreparable en la salud animal, tanto en las granjas como en nuestros hogares. La polémica está servida.

Los antibióticos son medicamentos que combaten las infecciones bacterianas y usados correctamente salvan vidas, tanto humanas como animales, pero su uso indebido o abusivo puede provocar un problema de resistencia; es decir, que las bacterias a las que combaten muten y se vuelvan resistentes a los efectos de estos fármacos. La reducción del consumo de antibióticos se ha convertido en un objetivo prioritario para los organismos de salud internacionales, tanto es así que en el caso de nuestro país, ya se ha incluido a los animales de compañía en este propósito. Recientemente se ha anunciado desde el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), un proyecto piloto para hacer un análisis del consumo real de antibióticos en el sector de pequeños animales. Para ello, de octubre de 2021 hasta marzo de 2022 se contará con la participación de un conjunto de clínicas y hospitales veterinarios que aportarán datos voluntariamente. Casi en paralelo, la moción propuesta por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (ENVI) del Parlamento Europeo de reservar los antimicrobianos críticos de máxima prioridad (colistina, macrólidos, fluoroquinolonas de tercera y cuarta generación así como cefalosporinas) para el consumo humano, forzando el uso de un pequeño espectro de antibióticos para el tratamiento a animales, ha encendido el debate en numerosas instituciones veterinarias europeas, como la Federación Europea de Veterinarios (FVE) y la Plataforma para el uso responsable de medicamentos en animales (Epruma), que han hecho pública una carta abierta en la que piden a los miembros del Parlamento Europeo que voten en contra de la moción. En algunos países como Francia, Alemania o Italia se han realizado incluso recogidas de firmas, llegando en el caso de Alemania a las 300.000. La principal crítica de estos organismos veterinarios es que reducir el espectro de los antibióticos destinados a la salud animal aumentaría la presión sobre estos antimicrobianos favoreciendo el desarrollo más rápido de resistencia, lo que podría dar lugar a problemas severos de salud tanto en granjas como en el entorno doméstico con nuestras mascotas.
Desmontando algunos mitos
Epruma ha querido desmentir los principales mitos y desinformaciones que circulan sobre antibióticos en animales en diez puntos de los cuales destacamos los más significativos:
Mito nº1. En la Unión Europea se utilizan más antibióticos para los animales de granja que para el tratamiento humano. La Plataforma para el uso responsable de medicamentos en animales lo desmiente diciendo que «el sector animal ha realizado enormes esfuerzos durante la última década y ha visto una reducción en las ventas de antibióticos veterinarios de más del 34% (informe ESVAC 2020)
Mito nº2. En Europa los antibióticos se utilizan para promover el crecimiento de los animales. Epruma recuerda que desde 2006 el uso de antibióticos como promotores de crecimiento en animales de granja está prohibido en la UE.
Mito nº 3. Existe un alto riesgo de que las personas enfermen como resultado de la resistencia a los antibióticos desarrollada en los animales y transferida a los humanos.
Epruma afirma que tendría que ocurrir una secuencia de eventos compleja y poco común para que las bacterias resistentes a los antibióticos sean transferidas de los animales a los humanos.
Mito nº4. La resistencia a los antimicrobianos en los seres humanos es el resultado del uso excesivo de antibióticos en animales. En este punto, la Plataforma para el uso responsable de los medicamentos en animales insiste en que la transferencia de genes de resistencia entre animales y humanos no es sencilla y señala que los organismos científicos han declarado que alrededor del 75% de la carga total de infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos en los países de la UE están asociadas con pacientes humanos y entornos sanitarios. Otros factores principales incluyen la falta de acceso a agua potable, saneamiento e higiene, tanto para humanos como para animales.
Mito nº 5. La ganadería intensiva favorece el desarrollo de resistencia a los antimocrobianos. Epruma desmiente esta afirmación, asegurando que no es cierta porque en la Unión Europea se establecen periodos de espera muy estrictos para cada antibiótico de uso veterinario lo que da tiempo para que los medicamentos se eliminen del animal antes del sacrificio, lo cual garantiza la seguridad alimentaria.
¿Qué dicen nuestros veterinarios?
Algunas asociaciones veterinarias de nuestro país, como la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC) han firmado la carta hecha pública por la FVE y Epruma. «Desde AMVAC consideramos que esta moción no tiene en cuenta el asesoramiento científico de las agencias de la UE desarrollado con la aportación de expertos en salud humana y animal. Restringe la disponibilidad de tratamientos antimicrobianos apropiados y puede ser una amenaza para la salud y el bienestar de los animales por falta de tratamiento. Además, no sigue el enfoque One Health, defendido por muchos organismos y necesario en la sociedad actual», afirma la Junta directiva de AMVAC.
Redacción
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