Los perros tienen problemas para dormir profundamente cuando se sienten estresados, según revela un estudio elaborado por científicos del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Psicología de Hungría. Esta situación es similar a la que experimentamos los humanos, que después de una jornada de gran agitación emocional acostumbramos a tener dificultades para conciliar el sueño o lo hacemos de manera inestable y menos profunda.
Para realizar este estudio, dirigido por la científica Anna Kis, los investigadores estudiaron los patrones de sueño de 16 perros de diferentes razas. Para ello, todos fueron equipados con sensores que permiten monitorizar las ondas cerebrales. Además, los participantes fueron sometidos a experiencias negativas y positivas. Entre las primeras se incluyeron situaciones en las que el perro fue atado a una puerta mientras su propietario les ignoraba. Entre las positivas, los participantes en la investigación jugaron y fueron acariciados. Tras vivir estas experiencias, los perros accedieron a un lugar en el que descansar.
La primera conclusión es que los perros que había sido sometidos a una experiencia negativa fueron a dormir el doble de rápido que los que habían pasado un rato divertido. Como si quisieran olvidar el mal rato que acababan de vivir, un comportamiento que ya habían descrito anteriores estudios. De la lectura de sus ondas cerebrales, los responsables del estudio detectaron que había tenido una media de 20 minutos menos de sueño profundo comparado con los perros que pasaron un buen rato antes de ir a dormir.
Existe un consenso generalizado en la comunidad científica sobre la importancia de tener un sueño de calidad tanto para los humanos como para los perros. Por lo que, el estudio de los científicos húngaros pone de manifiesto que si un perro acumula varias noches de sueño deficiente puede acabar afectando a su capacidad de aprendizaje.
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